jueves, 27 de noviembre de 2014

Daniel Díaz: ni libre ni ocupado

  Daniel Díaz es taxista y además es todo un escritor. Redacta un blog que forma parte de la página web del diario 20minutos y lo hace con un estilo claro y muy poco contaminado a pesar de tener que pasar el día sumido en el tráfico de Madrid. Estar en contacto con la gente de la calle, de todas las clases sociales, le ha convertido en una especie de diseccionador sobre cuatro ruedas; factor que le ha permitido desarrollar un estilo neutro, original y diferente: pues trata igual problemas personales de los individuos de a pie, que las grandes lacras sociales que nos sacuden a diario. El pasado curso os puse un texto suyo en el examen de recuperación y estoy convencido de que a algunos os vino bien para salir del atasco en Castellano. Vamos a utilizar (con su amable permiso) algunas de sus columnas para practicar el tema de la valoración personal tal y como os dije en clase. Hoy, jueves 27 de noviembre, nos lanzamos con la primera. Podéis seguir su blog nilibreniocupado pinchando en el enlace.

Daniel Díaz

¿Casado y hundido?

Cierto es que, una vez casado con quien se supone ya es la mujer de tu vida, observas a las demás mujeres en tono institucional, como un ciempiés observa un contenedor de vidrio. El resto de las mujeres ya no emiten ese áurea seductora ni tú te esmeras en hacerte el seductor, sino que son, simplemente, la usuaria de tu taxi, la policía municipal que te multa, la que pasea un bulldog por el parque o la bedel de tu delegación de Hacienda. Cuando te fijas en la blusa casualmente abierta de la cajera del supermercado, no sólo evitas colar tus ojos en esa porción extra de escote, sino que ahora te da por pensar que debería remendar el botón de marras en cuanto llegue a casa.


Si estás casado y lo que cuento te parece triste, tal vez deberías replantearte tu estado. Vivo rodeado de hombres casados, salidos como perras en celo, de esos que piropean a mujeres por la calle, o se quejan de sus propias mujeres, o insisten en mandarme vía Whatsapp vídeos y fotos de mujeres desnudas. Yo a cambio les reenvío fotos de mi mujer (vestida), como dando a entender que la propia y real está mucho más buena que cualquiera de esas suyas del todo inalcanzables. No responden, por supuesto, por decoro, y porque saben que tengo razón.

Mis lectores más antiguos sabrán que yo, tiempo antes de casarme, renegaba por completo del matrimonio. Huelga decir que, a pesar de lo que pueda parecer, no he cambiado de postura. Me acabé casando por los mismos motivos que antes me llevaban a esquivar el compromiso. Siempre quise ser libre. Y con ella lo soy. Y en mi extensa trayectoria he conocido, ni por tanto conoceré, mujer más bella y completa que aquella que ha querido compartir conmigo el resto de sus días (con mis noches). En caso contrario, ¿realmente crees que yo, don nilibreniocupado, me habría acabado casando?

Del 20 de noviembre de 2014 en 20minutos.es

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